viernes, 4 de mayo de 2007

En busca de Antonella


Un viejo chiste de Peter Stein dice: "En Internet, nadie sabe que sos un perro" [1]. De un modo u otro, todos aquellos que hemos usado Internet nos hemos enfrentado con alguna variante del chiste de Stein. En esta nota voy a referirme a un caso que tal vez no tenga mayor importancia, pero por algún motivo me resultó muy curioso. Voy a compartir lo que llegué a conocer de esta historia.


Una foto y un misterio

Navegando por la Web sin rumbo, llegué a un fotolog un tanto particular. En todas las fotos estaba una chica morocha, adolescente, que se había olvidado de terminar de vestirse. Se llamaba Antonella. Hasta ahí, no había nada de particular, ciertamente, amén de las cualidades de la chica en cuestión. Sin embargo, las fotos estaban acompañadas de un extraño y lacónico comentario: una dirección de mail y la leyenda “Sólo argentinos”. Acaso por el fervor de las fotos o por esa sentencia nacionalista, sentí ganas de gritar: “¡Viva la patria!” Pero ese posible rapto de emoción por el terruño fue enseguida opacado por las más prosaicas sospechas: ¿cómo podía ser que una chica anunciara su dirección de mail tan abiertamente, como si quisiera que todos los visitantes de su fotolog la supieran?

Conviene aclarar que la dirección de mail era de Hotmail, lo cual hacía suponer que era la cuenta que usaría para el MSN Messenger. Pero volvamos a lo atípico que resulta que una chica anuncie su dirección de mail de esa manera, acompañando semejantes fotos. Puedo decir que he visto suficientes capítulos de La Familia Ingalls como para entender la manera en que funciona este mundo; si una chica linda, atrevida, anuncia públicamente una manera de contactarla, hordas de machos entusiasmados devendrán en una sopa de hormonas cuyo objetivo más urgente será contactarla para expresarle, de una manera u otra: “Deseo enseñarte la tabla del siete”. Entiendo que prácticamente nadie quiere someterse a eso. Algo raro pasaba.


Tenemos que hablar

A la dirección tan anunciada se sumaba la aclaración “Sólo argentinos”, no menos misteriosa. ¿Por qué alguien querría contactarse con un montón de gente, pero sólo argentinos? ¿Era, simplemente, porque prefería confraternizar con sus compatriotas? No parecía probable.

Sin poder dar con una explicación coherente, me perdí en la vana lectura de los comentarios que algunos visitantes habían dejado. No esperaba encontrar nada interesante ahí, y así fue, excepto por un mensaje que captó mi atención. Decía: “Fueron los diez pesos mejor gastados por ver esos veinte minutos de webcam”. ¡Caramba! Alguien había pagado diez pesos, alguien había visto algo por webcam. Si el comentario estaba en ese fotolog, podía suponerse qué era lo que había visto.

Empezaban a ordenarse las piezas del rompecabezas, pero no quería quedarme en meras conjeturas. Hice lo que hubiera hecho cualquier persona curiosa, perspicaz, ávida por resolver misterios o, lo que era lo mismo para este caso, un verdadero pervertido: la agregué al Messenger.


¿Querés agrandar las papas fritas por cincuenta centavos?

Poco después se presentó la oportunidad de despejar las dudas; hablamos. De inmediato, todo quedó claro, tan claro como el anuncio del precio de una mercancía o un servicio, y la comparación no es caprichosa. Lo primero que dijo fue: “Auto-message: con una tarjeta de CTI de $10 me ves por la webcam 20 minutos, y con una de $20 me ves 40 minutos” [2]. (No sé si los números eran exactamente esos, pero no vienen al caso.) Nos saludamos, y, como no había entendido bien ese mensaje, le pedí que me lo explicara.

El sistema era simple: uno compraba una tarjeta para celulares CTI y le decía el número que en ella figuraba, lo que equivalía a entregarle el crédito de la tarjeta. Luego, a cambio, ella prendería la webcam. ¡Ah, bueno! ¡Vaya modus operandi! Si bien parecía estar lejos de ser legal, el servicio no carecía de ingenio. Particularmente la manera de cobrar, por medio de las tarjetas de celular, era una buena solución (y no menos ilegal).

Todo quedaba claro. Anunciaba su dirección porque quería atraer a los que bien podríamos llamar clientes. Y la restricción geográfica se debía a cuestiones prácticas; esa manera de cobrar no hubiera funcionado fuera del país.

Charlamos un poco más, sin llegar a nada interesante; yo decía giladas (ejemplo: “Me gustaría conversar un poco más; necesito entrar en confianza antes de hacer algo ilícito”), y ella, poco más que evasivas. La conversación se terminó.

Pensé en los que accedían a pagar, que intuyo que existirían. ¿Realmente mostraría algo por webcam? También pensé que la chica no era la única a cargo de este manejo. No quería ser prejuicioso asumiendo que una adolescente de no más de quince años que se muestra en un fotolog es incapaz de idear tal estratagema, pero me costaba creerlo.


Una ventana al futuro

Varios días más tarde, ya habiéndome olvidado de estos sucesos, por algún motivo volví al fotolog. Me esperaba una sorpresa. Había un mensaje larguísimo de un visitante. No puedo transcribirlo, porque estaba cerca de ser ilegible; pero aún así se podía entender, no sin algún esfuerzo. Podemos pensar que lo enrevesado de la prosa obedecía al agitado ánimo de quien lo escribía; el mensaje era iracundo y revelador. Si no era por eso, se diría que lo había tipiado usando guantes de arquero.

La revelación era, en suma, la siguiente. Antonella sí existía, pero no era ya la de las fotos, las cuales, según ella, se las habían tomado a los doce años. Esas fotos habían caído en poder de un ser inescrupuloso que había creado ese fotolog. Su sospecha era que se trataba de un novio que tuvo, que precisamente era quien las había sacado. Con ello, difamaba a Anto y se hacía unos mangos, si es que podía cambiar el crédito de celular por dinero; si no, me imagino que charlaría un montón.

Quien había escrito este mensaje era, al parecer, la propia Antonella, y había dejado un link a su fotolog. Entré sin demora. ¡Ay Dios mío! Ahí estaba la chica de las fotos, pero más crecidita. El parecido era notable. Si bien uno podría, siendo muy desconfiado, descreer también de esta revelación, hay muchos elementos que la hacen verosímil. En primer lugar, no creo probable que este segundo fotolog, el de la Antonella actual, fuese un invento. Y pienso eso porque hay demasiados comentarios que aluden a hechos sucesivos de una vida. Sería demasiado trabajo inventar todo eso. El fotolog falso no tenía comentarios que sostuvieran una identidad. Considero muy creíble que la persona sea la misma, dado el parecido físico, más allá de la diferencia de algunos años. No podría afirmar quién es el que está a cargo del fotolog apócrifo, ya que hoy es tan fácil compartir la información que podría ser cualquiera. Yo mismo podría mostrar todas esas fotos y decir que soy Josefina, la que te espera en la esquina.


No intentes esto en casa

Hay algunas enseñanzas prácticas para rescatar de esta historia, que son por demás obvias. Primero, no comprar la tarjeta de CTI para ver a Antonella, porque dudo de que el sujeto a cargo de esto tenga la capacidad de viajar al pasado y pedirle a la chica que se muestre por webcam. Podemos imaginar que te dice: “Mala suerte, loco, caíste en la trampa”, o te pasa un capítulo de Los Tres Chiflados. En general, conviene declinar este tipo de ofrecimientos. Es mucho más seguro mirar a una vecina.

Por otra parte, si tenés doce años y querés sacarte una foto en panty-medias, no pierdas de vista en qué manos puede caer esa foto. Y si querés trabajar de eso, esperá a tener un poco más de doce; mientras, te seguís divirtiendo con las barbies, y además nadie va preso.



Notas

[1]
The New Yorker, Vol.69 no. 20, pág 61, julio de 1993.

[2] El texto "auto-message" indica que el mensaje provino automáticamente del sistema y no de algo que acaba de escribir el interlocutor. En este caso, el mensaje se repetía periódicamente.



viernes, 13 de abril de 2007

¿No sabés quién te bloqueó? Blockoo tampoco

En la última nota hablamos acerca de los sitios que, supuestamente, les permitían a los usuarios saber quiénes los habían bloqueado en el MSN messenger, y dijimos cuál era el problema con ellos: no funcionan. Seguí investigando al respecto, y parece imposible obtener esa información conectándose a los servidores de MSN; al menos el protocolo de MSN Messenger no permite acceder a ese dato.

De todos modos, el problema de saber si alguien nos bloqueó no parece ser muy difícil de resolver con ingeniería social; básicamente, bastaría con consultar con un contacto que tengamos en común con aquel que suponemos que nos bloqueó. Pienso que muchos de los que quieren saber quiénes los bloquearon también querrían saber cómo obtener la contraseña de la cuenta de alguien. Ya saben cómo hacerlo: creen un clon de estos sitios y esperen a que les lleguen las contraseñas.

Hace unos días descubrí un nuevo sitio que ofrece este servicio de que hablamos; su nombre, Blockoo. En palabras de sus desarrolladores: “Descubre los contactos que te bloquearon o eliminaron y quítales la careta. No dejes que te engañen, si él o ella te están mintiendo lo puedes saber con nosotros de forma rápida y segura.” Me interesé por saber si este sitio efectivamente funcionaba, a diferencia de los otros, y entonces repetí las mismas pruebas que con los demás. Lamentablemente, Blockoo no funciona; no detecta quiénes nos bloquearon. Y digo “lamentablemente” porque dudo de que sea sólo un problema momentáneo de implementación; temo que, simplemente, sea un engaño como los otros sitios. Antes de escribir esta nota le mandé un mail a la gente que hace Blockoo, preguntándoles cómo funcionaba el sistema, pero no me respondieron.

Tal vez alguien se pregunte por qué me ocupo de escribir sobre un tema al parecer irrelevante, como es el saber quiénes nos bloquearon, y por qué me ocupo en particular de Blockoo, que después de todo es un lindo sitio, con un buen diseño al mejor estilo Web 2.0. La razón es que estoy cansado de ver el cartel de un contacto iniciando sesión en el Messenger con un nickname de propaganda (he llegado a ver el caso extremo de que aparecieran cinco de esos carteles a la vez), lo cual es aún mucho más desagradable sabiendo que dicen dar un servicio que en verdad no dan.

El problema de Blockoo y de todos estos sitios es que maltratan al usuario. Como bien explica Paul Graham en uno de sus artículos, una de las características de la Web 2.0 es que no se maltrata al usuario. Muchos sitios durante la Burbuja sí lo hacían, con propagandas molestas que obstruían la vista, pidiendo registrarse, cobrando por el acceso a buena parte del contenido.

Si menciono a Blockoo en particular es porque creo que sus creadores, BOS Multimedios, entienden la idea de no maltratar al usuario y la llevan a la práctica, y los aplaudo de pie por ello. Pero esta vez, desafortunadamente, pusieron a sus usuarios en la lista de no admitidos.

lunes, 2 de abril de 2007

¿Querés saber quién te bloqueó en el messenger? Fui yo

A esta altura cabría suponer que todo el mundo sabe que esas páginas que te dicen quién te bloqueó o eliminó en el messenger no funcionan. Sin embargo, como no dejo de ver contactos que las usan, es decir, que tienen la brillante idea de dejar su usuario y contraseña de messenger en una página sin la menor credibilidad, me pareció oportuno alertar sobre el tema. Una desagradable consecuencia de usar estas páginas es que involuntariamente se les hace publicidad, aumentando el número de incautos que caen en la trampa. La publicidad tiene la siguiente forma: inmediatamente después de que el usuario ingresa sus datos en la página, inicia sesión en el messenger exhibiendo un nick que promociona la página. Algunos de estos nefastos servicios, que no se contentan con mostrar sólo un cartel de inicio de sesión con su publicidad, despliegan cinco.

En una de las mentadas páginas (cuya dirección no daré, claro está), se puede leer lo siguiente:
Digite sus datos de usuario de MSN y le diremos todo lo que desea saber sobre su lista de contactos. En la lista verá todos los contactos que lo hayan eliminado o bloqueado. ¡Observe ahora de forma segura qué "amigos" lo han eliminado!
Analicemos por partes el mensaje. Es cierto que la página informa correctamente qué contactos nos eliminaron; no obstante, esto tiene muy poco mérito: ya existe en el propio messenger una manera de averiguarlo. Basta con ir a: Herramientas --> Opciones--> Privacidad, y ahí hacer clic en "Ver". Al hacerlo, se despliega una lista; sólo aparecen en ella los contactos que nos tienen en su lista. Entonces, los que nos hayan eliminado no aparecen.
Admito que es un poco más simple saber quién nos eliminó viendo una lista de contactos que nos eliminaron que deducirlo a partir de su ausencia; pero, en todo caso, no es más que una manera distinta de presentar los mismos datos. No nos dicen algo que no podamos saber de otro modo.

Es falso que estas páginas digan quién nos bloqueó. Es muy simple comprobar esa falsedad, creando dos cuentas. Además, ya es bastante sospechoso el procedimiento mediante el cual, supuestamente, pueden averiguar esos datos, según ellos mismos afirman: dicen chequear los servidores de MSN.

La última parte, que habla de "amigos", con ironía, es simplemente desagradable.

Para concluir, hay que ser muy cuidadoso al entregar datos personales, tales como el usuario y la contraseña en este caso. Quién sabe qué hagan con ellos los administradores de estos sitios. Aún cambiando la contraseña, ya tienen en su poder una dirección de correo más para que alguien la use al mandar spam.